3 sugerencias para acompañar en tiempos de confinamiento

Todos somos acompañantes y también acompañados, todos hemos servido de guías (como amigos, hermanos, responsables de un equipo…) y necesitado la guía de otros en muchos momentos de la vida. En realidad, no necesitamos más que deseo de amar al prójimo, madurez, equilibrio personal y sentido común; se podría decir que en buena medida estamos preparados de forma natural para acompañar a los demás, lo que tampoco quita que podamos cometer errores involuntarios. 

No obstante, estamos viviendo una situación insólita de confinamiento que ha marcado la vida de muchos hermanos/as por la preocupación, la angustia, la soledad y las pérdidas.  

¿Cómo acompañar a nuestros hermanos/as en esta situación?  

Nuestra misión es la de escuchar (hacer un espacio al otro mostrando interés por lo que le sucede)  y a partir de lo que escuchamos acoger al otro, ayudarle a desahogarse, mostrar cercanía y comprensión o, en función de la situación, consolarle o compartir el dolor, empoderarle -transmitirle mensajes de confianza en sus propios recursos para salir adelante-, animar, dar esperanza…

Previo a cualquier acompañamiento recordamos

1. Se hará siempre desde el “no juicio”, la apertura al otro con una “mirada interior”  de “aceptación incondicional” (tal cual se muestra, la acojo y trato de comprenderla), una mirada que busca asombrarse con la belleza del otro. 

2. Hemos de saber manejar nuestra propia vulnerabilidad; acceder –aunque sea mínimamente- al mundo interior del otro puede remover nuestras propias heridas. 

3. “Aprender a escuchar” (escuchar un 80%, hablar un 20%): 

• Disposición interior a escucharle, centrándome totalmente en el otro. Antes de llamar vaciamos nuestra mente de otras cosas (preocupaciones, tareas pendientes…) 

• Atender no sólo a lo que dice y sino también a cómo lo dice (si es una persona a la que vamos a llamar con cierta periodicidad puede ayudar tomar notas) para intentar conectar emocionalmente con él. Es muy importante captar la intensidad de algo para la otra persona.

• Dar espacio al otro, no interrumpirle (aunque hacer silencio para que el otro hable por teléfono es algo complicado, porque la persona puede pensar que no le escuchas) De vez en cuando: “Comprendo…, claro…”.

• Utilizar expresiones que refuercen o animen a seguir hablando (para que se desahogue, pueda soltar lo que lleva dentro) Ayuda por ejemplo parafrasear lo que el otro dice.

• No dar sensación de prisa. Ser paciente con su historia.

• Entender su propio diccionario (cada uno entiende las cosas a su manera, lo que para mí puede ser una tontería para otro es una traición imperdonable…).

• Mostrarle que comprendemos su situación sin juzgarle. Reforzar lo que la otra persona te ha contado y a ella misma: si es oportuno un “tuvo que ser durísimo…», «me maravilla cómo estás afrontando esta situación…»,»me hago cargo…».

Lo que conviene evitar en la escucha

• Dar al otro un juicio ético sobre su situación. Decir si lo está haciendo bien o mal.

• Interpretar lo que el otro dice desde los propios esquemas. 

• Minimizar lo que le pasa al otro transmitiendo que no tiene tanta importancia o magnificar el sufrimiento propio.  

• Dar una receta rápida para solucionar el problema en vez de atender a la persona y su dolor. “Sé cómo te sientes, tranquilo el tiempo lo cura todo, lo que tienes que hacer es…”.

4. Necesitamos “empatizar”, es decir ponernos en el punto de vista del otro, darnos cuenta de lo que sienten, necesitan y piensan, haciéndolo resonar en mí y le hacemos ver, en este caso le expresamos, que le entendemos.  

5. Cuando nos pregunten o nos pidan feedback, hacerlo con asertividad y sobre todo naturalidad.  

Durante el acompañamiento

1. Escuchar cómo se siente la persona a la que llamamos. La conversación dependerá de nuestro interlocutor y de la situación por la que esté pasando, algunas puede que sólo estén marcadas por el aburrimiento y el confinamiento, puede que muchas de las conversaciones estén vinculadas a situaciones de sufrimiento: 

• Agotamiento extremo (sanitarios…)

• Soledad que hiere.

• Enfermedad propia o enfermedades de seres queridos.

• Muerte de seres queridos.

• Culpa por no haber hecho o estado donde debería.

Las emociones y afectos asociados a estas situaciones como sabéis: el miedo, la angustia, la tristeza, la ira, la desesperanza, la ansiedad, la culpa, el rencor por la sensación de abandono de los seres queridos, la impotencia… La muerte provoca una tristeza que necesita ser vivida, que tiene su propio duelo (negación, ira, negociación, depresión, aceptación) 

Es muy difícil atinar en cómo acompañar cada situación, pero tal vez os ayude: 

• Estar solo y sentirse solo son dos cosas muy diferentes. ¿Cómo se le ocurre que puede aprovechar esta situación de confinamiento? 

• Tomarse tiempo para sentir (darse permiso para llorar, para enfadarse, para gritar), y una vez se ha sentido –soltar-.

• Muchas veces no reaccionamos ante lo que ocurre sino en función de mis interpretaciones de lo que ocurre (es importante que la persona sea consciente de cómo está interpretando la situación para poder crecer o superarla, a veces nos anclamos en pensamientos negativos, en la queja improductiva, o nos autoincapacitamos, o nos castigamos, o suponemos una mala intencionalidad en el otro…).

• Encontrar formas sanas de descargar el estrés.

• Dar sentido a la pérdida.

• No atormentarse con lo que no depende de uno (centrarse en lo que sí).

• Confiar en los demás o en alguien. Buscar apoyos. Y por supuesto, como decía antes, el panorama cambia con fe o sin ella.

• Anclarse en sus valores, en las relaciones significativas, en sus creencias, en lo que le da sentido, en lo bello de la vida y en los grandes motivos para vivir.

• Vivir el tiempo presente con esperanza dando la mejor versión de uno mismo. A veces no es tanto lo que yo necesito y no tengo, sino lo que puedo aportar. 

• Frente al duelo, dando tiempo: aceptar la realidad, trabajar las emociones y el dolor, adaptarse al nuevo medio y recolocación emocional del ser querido (cuando ya lo pueden visualizar en otra dimensión, crees que está bien y te acompaña de otra forma).

2. Poner en contexto todo lo que nos cuentan. Es una situación excepcional, en perspectiva, debemos buscar los aprendizajes que toda situación conlleva para después incorporarlos a la vida. 

3. En la medida de lo posible, ayudar a resituarse, a recuperar su equilibrio perdido o darle confianza en el futuro.

Espero que estas sugerencias os sean de utilidad. Y sí es así podéis dejar vuestros comentarios, dudas o preguntas en los comentarios.

¡Que el Señor os bendiga!

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