Una reflexión sobre el cuidado de las personas mayores tras contemplar una escena mientras paseaba con mi familia al atardecer de un día de verano.

En el ocaso de una tarde de julio, mientras daba un paseo con la familia aprovechando que el calor parecía ser menos riguroso, pude contemplar, como quien se para a contemplar una escena de cine, la imagen de una persona mayor siendo acompañada por otra que simplemente iba a su lado. El cuadro era el siguiente: mujer mayor, que deambula lentamente con la ayuda de un bastón, con cifosis postural, se le ve hacer esfuerzo, y una persona que le acompaña, un paso por detrás de la primera, sin levantar la mirada de su terminal móvil. Parece ser su cuidadora, aunque no lo puedo aseverar dado que las desconozco.

Estuve un buen rato viendo cómo transcurría la escena, si evolucionaba o tomaba otro cariz, unos 10 minutos aproximadamente mientras los niños jugaban en el parque, y mujer y “cuidadora” rodeaban el mismo en paseos circulares. Puedo asegurar que no dialogaban, era como si cada una tuviese asignado un papel: el de mujer mayor persistente que deambula haciendo esfuerzo y el de cuidadora que parece tener asignado el papel de vigilante.

Supongo que en más de una ocasión habréis divisado una escena similar ¿verdad? Volví a casa reflexionando y hablando con mi mujer sobre lo contemplado. Varias cosas me llaman la atención y me hacen reflexionar, y con ello os invito a hacerlo también a vosotros.

• Cuidando con la mirada.

Una de las partes más importantes en cualquier proceso de cuidado, tiene que ver con la observación, y el observar se hace mediante la mirada, y para mirar hay que atender, estar atentos. Esta “cuidadora” miraba su móvil (de hecho, no levantó la mirada de su terminal) pero no a la persona, ni a sus ojos, ni a su cansancio, ni a sus movimientos…

• Cuidar es ir al lado.

Esta deshumanización del cuidado se produce cuando la predisposición para realizarlo no tiene que ver con el ser humano: cuido por ganarme la vida, cuido porque me toca, cuido porque mi superiora me ha situado en esta misión, cuido porque no puedo hacer otra cosa… Cuidar requiere voluntad de querer hacerlo, una movilidad de amor hacia el ser humano, de respeto, de reconocer su historia personal como tesoro, para los cristianos incluso conlleva una visión trascendente de la persona (ver a Dios en el otro), y requiere ir al lado de la persona que se cuida. ¡Cuánto sacrificio hay en esta misión!!!

• Cuidar conlleva comunicar.

A veces pensamos que solo se puede comunicar hablando y no es así. Hablar es una forma de comunicación, necesaria a veces, pero no siempre. No podemos no comunicar, siempre comunicamos, al hablar, escribir, hacer gestos, sentarse, pararse, mover las manos, etc. Todos hablamos, a menudo mucho. Pero hablar no basta para dialogar. Comunicar no es lo mismo que dialogar. Esta cuidadora, a la que hacemos mención en los hechos relatados, estaba comunicando pasividad, falta de atención, desinterés…

Qué bueno es aprender de la vida misma y que ésta nos vaya alentando a mejorar lo que somos, nuestros comportamientos, nuestra profesión, nuestra ética, nuestra mirada de respeto, cariño, de dar valor a la persona, de reconocer su historia, su dignidad, su grandeza.

JOSE RAMON LOPEZ
FSH

José Ramón López
Director de operaciones de la Fundación Summa Humanitate