Queremos vivir de forma sana nuestro envejecimiento, pero ¿cómo?

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Es indiscutible la voluntad de muchas personas de seguir queriendo VIVIR y hacerlo en plenitud. En la vida religiosa es muy habitual. A veces este querer «VIVIR» con mayúsculas y como sea, puede llevar a la confusión de no cesar la actividad de ninguna de las maneras, interpretando que, si este cese se da, la vida poco menos que se acaba. Si nos damos cuenta a lo largo de estos últimos 20 años, surge un nuevo concepto del envejecimiento, donde se considera que el individuo es capaz de determinar, al menos en parte, su manera de envejecer.  Donde se reconocen no sólo las necesidades, sino los derechos del adulto mayor de autonomía, participación, dignidad, crecimiento, aprendizaje, productividad, autorrealización. Con el fin de lograr una adaptación positiva y satisfacción vital. Esto es así y es habitual verlo en cualquier comunidad religiosa, en muchos Consagrados.

No es menos cierto que, tal como decíamos, el envejecimiento se puede determinar si llegamos a abordarlo de una forma holística, considerando a las personas en todas sus dimensiones: física, intelectual, social, emocional, espiritual, religiosa, lúdica… Los seres humanos no somos sólo una dimensión física, que estaría satisfecha cubriendo nuestras necesidades básicas, sino que somos bastante más complejos. Esto conlleva la responsabilidad en la gestión personal de todas estas dimensiones y hacerlo a tiempo, cuando podemos, aunque quizás nunca pensamos que es el momento, dado que a pesar de tener 88 años me encuentro de maravilla, y no necesito de nada ni de nadie, me sirvo por mí mismo…

En este artículo, y en sucesivos que iremos publicando, abordaremos cada una de estas dimensiones. Darles algo de profundidad y de sentido. Queremos ayudar a verlas como áreas de trabajo en las que tenemos que profundizar cada día.      

Salud física

Quizás hagamos una reflexión cuando hablamos de salud física, que nos lleva a pensar en un estado de bienestar derivado de la ausencia de enfermedades. ¡Vayamos más allá!

Cuando nos referimos a la salud física lo primero que tenemos que considerar es que, mediante el cuerpo, vehiculizamos las relaciones con los demás, socializamos, nos comunicamos.

Es por ello que tenemos una responsabilidad grande con respecto a su cuidado. Cuidar de nuestra salud física, para cuidar también las relaciones con nuestro entorno, con nuestros hermanos/as de comunidad, con nuestros compañeros de sacerdocio, con los amigos, con la familia…

Pero… ¿qué tenemos que cuidar para tener una buena salud física?

Debemos empezar por lo más básico que es nuestro aseo, la limpieza bucal, la limpieza de todo el cuerpo. Pero también la salud física implica cuidar de nuestra alimentación, nuestro peso y nutrición en general. No se trata de privarse de casi nada, pero sí comer un poco de casi todo, sin excesos, sin productos que nos dañen o que nuestro cuerpo no admita bien.

Salud física es también hacer ejercicio todos los días. Quizás usted me esté leyendo desde una silla de ruedas, o incluso desde una cama. También desde ahí es posible hacer ejercicio. Quizás pueda mover una pierna un poquito, levantar un brazo y el otro, o tal vez solo un dedo de la mano… Cualquier movimiento es ejercicio. El ejercicio debe de ser diario, como rutina positiva. Quien pueda andar que ande, quien pueda correr que corra, quien le guste la bici, pues bici, quien le guste simplemente hacer ejercicios de flexibilidad, pues eso. Hagamos lo que hagamos, lo poco o mucho, que sea diario.

Dormir bien es algo fundamental para tener buena salud física. Cada uno tiene sus horas donde encuentra equilibrio para sentirse bien y descansado y su mente despejada. Para algunos son 9 horas, para otros 8, para otros 6… Se trata de tener buena calidad de sueño, si nuestro sueño no es de calidad, todo nuestro organismo se resentirá.

¡Si nos cuidamos mejorará nuestra calidad de vida!

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5 comentarios

  1. Me parece muy bien que abordemos este tema. Pues hay personas que si no
    pueden trabajar, les parece que ya no sirven… y tienen más de 80 años..
    El ejercicio físico y mental es imprescindible.
    Muchas gracias por vuestro trabajo hacia la vida religiosa!!🙏🙏

  2. Muchas gracias, interesante la reflexión y las sugerencias que nos dona.
    Estoy de acuerdo con la rutina positiva diaria de lo que podemos hacer para
    mantener ágil nuestro cuerpo y nuestra mente. Mejor está nuestro cuerpo,
    mejor vivimos nuestras relaciones con los demás y con el creado, y somos
    más capaces de acoger con serenidad los eventos que nos llegan inesperados. ¡Gracias!

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