Verano, tiempo de cuidado para los supercuidadores

Tenemos que facilitar el descanso de los superiores de comunidades de mayores. El verano es un tiempo idóneo para ello, para que descansen por responsabilidad. Porque un buen cuidado empieza por un buen descanso. Evitemos la rumorología o la crítica injusta e improductiva. Ayudemos a que los supercuidadores puedan seguir siéndolo.

Estamos inmersos ya en pleno verano. Verano suele ser para algunos, tiempo de descanso, de bajar la intensidad, de evaluar cogiendo impulso de cara al nuevo curso, de programar, tiempo de formarnos, de interiorizar, tiempo de lecturas sosegadas o paseos prolongados… Esto, para algunos, para otros sigue siendo un tiempo de estar en comunidad, de compartir momentos y de disfrutar de la vida. Un tiempo más, quizás con alguna comida diferente o incluso actividades un poco distintas.

Permitidme que me dirija en esta breve reflexión a aquellos/as que tenéis la inmensa responsabilidad de ser superiores/as de una comunidad de mayores y que dedicáis siete días los 365 días del año a ello. Vuestra vida se entrega a este fin. Para mí, la misión más bonita del mundo pero no exenta de dureza y de dificultad. Es, al mismo tiempo, una de las misiones dentro de la Vida Consagrada más minusvaloradas o desconocidas, a la que dedicaremos tiempo en otra reflexión.

El descanso, una necesidad

Todos sabemos que el cuidado de una persona mayor, discapacitada o dependiente no es fácil. Se trata de una situación para la que nunca estamos suficientemente preparados, ni física ni mentalmente. Cuesta continuar con nuestra vida si nos implicamos de manera excesiva en el día a día de las personas que tenemos a nuestro cargo. Este nivel de absorción que conlleva estar al frente de estas comunidades, donde algunos religiosos/as son más exigentes; donde en otros momentos hay que lidiar con las “cabezas” (como se dice cotidianamente) perdidas que repiten una y otra vez lo mismo (fruto de la enfermedad); donde el sentido de la escucha tiene que estar todo el día activado (y muchas veces por la noche también); el de la vista se tiene que afinar; donde la delicadeza y la paciencia hay que ejercerla a diario en muchas ocasiones; donde hay que hacer de todo porque cada vez hay menos hermanos/as que puedan “hacer” algo… Todo ello conlleva un agotamiento físico y mental en personas que, aunque están al frente de esta responsabilidad, no dejan de tener ya una edad. Y para no agotarnos es necesario buscar espacios de descanso semanal, quincenal, mensual…

Disculpas para omitir el descanso

Siempre encontraremos buenas disculpas para omitir el descanso, salir de la comunidad y hacer algo diferente que nos regenere y nos posibilite cargar energías y nos enriquezca interiormente. Porque, si no nos enriquecemos, cada vez tenemos menos cosas que compartir, estamos más encerrados en nosotros mismos y nuestro mundo se empobrece. No son inhabituales los siguientes argumentos:

  • “No es buen momento para que me vaya ahora porque esta hermana/o está muy malito”
  • “Yo no me canso. Estoy muy bien.”
  • “Mi misión y responsabilidad es esta y hay que asumirla como tal.”
  • “¿Quién va a hacer lo que se tiene que hacer si yo falto?”
  • “¡Mira lo que tengo aquí! ¿Cómo me voy a ir así?”
  • “Ya me iré más adelante.»
  • “No me voy porque después tengo que escucharlas hablar y criticarme.”
  • “En la comunidad no entienden que este tiempo a la semana sea necesario.”

Se pueden poner aquí unas cuantas razones más. Estas las he escuchado en más de una ocasión.

Un buen cuidado empieza por un buen descanso

Pero realmente las preguntas que nos tenemos que hacer son otras:

  • ¿Se puede seguir cuidando sin estar frescos de cuerpo y de mente?
  • ¿Cuidamos bien si estamos cansados?
  • ¿Creemos realmente que no necesitamos descansar?
  • ¿Un buen cuidado no empieza por un buen descanso?
  • ¿Cómo considero yo mismo el descanso: como pérdida de tiempo, como que me van a criticar por ello, como un lujo…?
  • ¿Tienes, al menos, una tarde libre a la semana?
  • ¿Qué haces en tu tiempo libre?
  • ¿Te quedas en la misma comunidad?
  • ¿Has emprendido colaboraciones en la parroquia, en algún grupo…?

Descansar por responsabilidad

Tiempo de verano, oportunidad para hacer algo nuevo, diferente, quizás algo que añoras y que hace años que no haces: ir al cine, ir a un concierto de música que te guste, visitar una ciudad diferente a la que vives, ver a algún familiar… Pero este tiempo de verano nos recuerda también que el descanso tiene que ser parte fundamental de nuestro ritmo de cuidado. Si no somos capaces de obligarnos (como parte de nuestra responsabilidad de cuidador) a buscar espacios de asueto, de distracción, de actividad diferente, a lo largo de nuestra cotidianidad de vida, al final, el día a día nos acabará comiendo, terminaremos agotados/as, la depresión llamará a nuestra puerta o las enfermedades se acentuarán.

¿A qué ninguno de los lectores nos planteamos no beber líquido, o no comer, o no dormir…? Son partes esenciales de la vida, que además tienen unos horarios bastante determinados, pues igualmente el descanso tiene que entrar dentro de la cotidianidad de personas que tienen la responsabilidad de cuidar a otras, directa o indirectamente. Podemos seguir poniéndonos vendas en los ojos, justificándonos, buscando excusas y no cambiando nada al respecto, o por el contrario, reaccionar para poder dar lo mejor de nosotros mismos a los demás.

La Comunidad, responsables congregacionales y todos nosotros tenemos que facilitar que esto sea así, evitar la rumorología o la crítica injusta e improductiva y ayudar a que los supercuidadores podáis seguir siéndolo.

José Ramón López
Director de operaciones de la Fundación Summa Humanitate

7 comentarios

      1. Sí, es muy importante el descanso si quieres cuidar con calidad a los demás. Cuando sales vuelves cargada de energía para poder emplearla en tus hermanas. Totalmente de acuerdo con todo lo dicho

    1. Se hace mucha fuerza a que las responsables dediquen descanso, se liberen por un tiempo, etc pero las hnas que ayudan y están al frente sin tanta responsabilidad, pero cargadas de trabajo y colaboraciómñ. Nadie se compadece de ellas, se las disculpa de algún descuido, se les exige más y más y llevando gran peso del cuidado de las Hnas con terapias, actividades , etc no se sienten valoradas y sufren en silencio y generosidad. Pero insisto que debe haber algún comentario sobre ellas que no figuran, pero si dan el día a día desu persona por las demás hermans,

  1. En general los artículos que nos proporcionan desde instituto humanízate,los encuentro muy acertados.Gracias y adelante,

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