Mejoremos en este mes de mayo las actitudes del corazón de la mano de María
Ya estamos en el mes de la Virgen, y por ella invitados a crecer en el amor, en un amor purificado y ennoblecido. Ahora que la mayoría hemos estado de Ejercicios espirituales, sentimos con más fuerza la llamada a mejorar nuestra actitud ante la vida, ante nuestros seres queridos y ante los no tan queridos y, sobre todo, ante Dios, Nuestro Señor.
Seguro, segurísimo, que todas/os sabéis mejor que yo cómo mejorar las actitudes del corazón, no obstante quisiera compartiros tres actitudes que se mencionan en un documento publicado en Catholic.net que lleva por título precisamente “Mejorar las actitudes del corazón”. Concretamente, en relación con el evangelio según san Marcos 12, 28-34, nos menciona tres actitudes importantes:
- La actitud básica para amar mejor es la escucha humilde a Dios, oír qué pide. ¿Buscamos estar con Él unos minutos en medio de las carreras cotidianas para escucharle, para abrirle nuestro corazón?
- La segunda actitud es dejar que Dios sea Dios. ¿Qué lugar ocupa Él en nuestra vida?
- La tercera actitud es pasar de la buena disposición a dar el paso de tender la mano para sostener a quien está cerca. Jesús nos pide amar como Él. ¿Somos conscientes de que amar al prójimo como a uno mismo supone la renuncia al ego? ¿Somos conscientes que supone ampliar la mirada hacia alguien, sin criticarle, sin mirarle por encima del hombro, sino ver en él la presencia viva de Dios que necesita amor y comprensión?
Respecto a esta tercera actitud y a ampliar la mirada hacia alguien, el viernes pasado 26 de abril escuchaba en Radio María, concretamente en el programa de Sexto Continente dirigido por Monseñor José Ignacio Munilla, un relato sobre una joven alicantina llamada Rebeca, enferma desde niña, que murió recientemente en “olor de santidad” siendo todavía muy joven. Monseñor manifestaba que había tenido el privilegio de conocerla, que era una joven extraordinaria que transmitía alegría y luz pese a sus circunstancias y sufrimientos, e invitaba a los oyentes a ver una película de su vida que se ha estrenado en estos días en 60 salas de cine por toda España, titulada “Un ángel llamado Rebeca”.
Un testimonio que me emocionó profundamente era de uno de familiares, que comentaba que cuando iban a visitarla al cementerio siempre encontraban una rosa. Tras indagar quien depositaba diariamente una rosa en la tumba de su hija, resulta que era de un joven del pueblo, que había sido drogadicto y que había hecho múltiples trastadas. Y este joven mirado con recelo por todo el mundo, según decía él mismo – con justa razón- , sin embargo, era mirado con ternura y una sonrisa por Rebeca cada vez que se cruzaba con ella por el parque de la plaza. No habían cruzado ni siquiera palabras, la mirada de Rebeca hacia él le había llegado al corazón, le había hecho creer que había algo valioso en él, le había hecho sentirse amado y eso le había impulsado a cambiar de vida.
Volviendo al título de este sencillo artículo y a nuestra vida en comunidad, ¿qué tenemos que incluir en nuestra agenda personal para fomentar estas actitudes del corazón? ¿Hacia quien tenemos que ampliar nuestra mirada? ¿Cómo no quejarnos y amar con alegría abrazando nuestras cruces? ¿Cómo transmitir esa alegría y buen humor a quienes cuidamos?
San Juan Pablo II decía: «La gran familia de la humanidad son los cuidadores«. Pues bien, cuidemos entre todos a los cuidadores y también, cuidador, haz por cuidarte, eso ayudará a que las actitudes del corazón sean testimonios de la Luz.
Que la Virgen “que nos ayude a tener más alegría en el corazón y a imitarla en todas sus virtudes”
Recuerda
Además, para las que podáis (y ahora lo pongo en femenino porque sois las que os animáis a participar en estas actividades), la Fundación Summa Humanitate os lanza una invitación para vivir esta experiencia del autocuidado en un ambiente intercongregacional. Con el ánimo de “cuidar a las que cuidan” ya se han organizado con mucha ilusión las II Minivacaciones Intercongregacionales.
Te invitamos a venir con nosotros, a ti que eres superiora de una comunidad, de una casa de mayores o de una enfermería; también a ti, -joven o mayor- que cuidas de las demás y necesitas un descanso; y a ti, que estás deseando participar de unos días de encuentro intercongregacional. Esta vez nos vamos a Valencia y más concretamente a Gandía la última semana de mayo. SABER MÁS
Vamos a celebrar nuestra fe, con la Misa diaria y con espacios de Adoración. Vamos a formarnos un poquito porque siempre viene bien bajo el título “Pensando en mí, en mi comunidad y en todos”. Vamos a realizar actividades diferentes e interesantes a nivel cultural, artístico y de ocio. Vamos a reírnos y a compartir vida. Y, cómo no, también vamos a descansar en medio de un entorno natural muy bello. ¿Te animas? Para las que tengáis dudas os recomiendo que leáis los testimonios que publicamos el año pasado después de la I Semana de Minivacaciones Intercongregacionales.