En estos días, con más motivo, nuestro homenaje a todas aquellas personas que sufren algún tipo de deterioro cognitivo. Que estas reflexiones regaladas a Sor María, sean extensibles para quien sirva 

Rostro de mármol que caminaba con mirada perdida, te observaban y no te reconocían, deambulabas custodiada por alas protectoras que evitaban tus caídas…. 

Rostro de mármol que mira desde la oscuridad, mientras el viento abrazaba tu cuerpo, tus recuerdos pendidos de las ramas de los árboles, tus palabras ancladas en tu juventud, y tu corazón latiendo, sintiendo, amando… 

Te miran, pero no te entienden, algunos te culpaban de tus olvidos, te reprochaban tus descuidos, tus contestaciones no eran del agrado de la gente… tu rostro era inexpresivo, se había quedado fondeado en otro momento de tu vida. 

Rostro de mármol pulido de esfuerzo y de vida, de dolores que marcan y de aquellos que se olvidan… 

Quisieron cambiar tu vida, adaptarla a sus necesidades, a pesar de lo imposible querían hacerlo factible, y tú seguías en tu mundo, sin herir a nadie, varada a tu pasado, tus recuerdos de otra época, con un presente en muerte, pero con mucha vida a tus espaldas. 

Sufrías por momentos, cuando tu lucidez se hacía presente. Te culpabilizabas y sentías impotencia cuando observabas la cara de los tuyos que no habían aprendido a disimular. Pronto se te había olvidado, habías vuelto a la cueva de tu “yo” olvidado, a tus recuerdos del pasado. 

Esta enfermedad no avisa, amiga mía, llega sin mirar hacia ningún lado, da igual como seas, donde estés o el dinero que tengas, te ha tocado a ti y contigo bailará hasta el final. Los que te conocemos y queremos bailaremos con ella agradeciendo tu vida, tu cariño, tus palabras, tu amor, tu generosidad. Te cuidaremos y querremos hasta el final, e intentaremos entenderte en la profundidad de tu mente anclada en las ramas de los árboles, con tu rostro de mármol, frío, distante, pero dulce y brillante. 

A mi querida amiga María, con quien tanto he hablado y, de repente, su mente se varó en el mundo del olvido… 

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