«Vuelve primero a tu corazón; como en un destierro andas errante fuera de ti. ¿Te ignoras a ti mismo y vas en busca de Quien te creó?” (San Agustín)
Carta actualizada el 14 de noviembre
Queridas hermanas y hermanos,
Es urgente e importante tomar la temperatura a la habitabilidad de nuestras comunidades, de nuestros espacios, y a la habitabilidad de cada uno de nosotros, de nuestros corazones.
Suscitar vida en nuestras comunidades; transformar mi comunidad en un hogar es una cuestión de todas las personas que la integramos, empezando por mí. ¿Qué estamos llamadas a ser como comunidad y cómo personas? ¿Cuál es mi papel para construir hogar? No hay recetas, pero sí es fundamental volver a lo esencial. Muchas veces busco fuera un espacio “habitable” y a veces me olvido de que estoy habitado/a.
Como decía Santa Teresa de Jesús (Camino 48,2), “Hijas, que no estáis huecas”. Consuelo Ferrús (rmi), en un post sobre “orar la alegría de estar habitados” , nos recuerda que somos seres “habitados”, no vacíos, porque Alguien nos precede y nos espera en el corazón y por eso nunca estamos solos.
“Mi padre y Yo vendremos a él y haremos en él nuestra morada” (Jn 14,33)
Y ¿qué pasa cuando nos descuidamos por dentro y por fuera? Nuestra vida cotidiana se va oscureciendo, nuestras relaciones van perdiendo fluidez, nuestras casas se convierten en espacios de coexistencia y casi todo nuestro tiempo y energía se emplean en cosas puramente terrenales. Como exclamaba San Agustin, en un comentario al Evangelio de Juan 18,10:
“Volved. ¿A dónde? Al Señor…Vuelve primero a tu corazón; como en un destierro andas errante fuera de ti. ¿Te ignoras a ti mismo y vas en busca de quien te creó? Vuelve, vuelve al corazón…”
Os invito pues a compartir juntos/as la alegría de estar habitados y a celebrar que siempre podemos volver a nuestro corazón, a conectar con lo que somos y a dejarnos abrazar por «el Espíritu de amor que nos ha sido dado» (Rom 5,5)
María Eugenia Aguado
Directora del Instituto Humanitate
Un comentario
¡precioso!