Queridas hermanas y hermanos,

Antes de acabar el año y acariciando la llegada de la Navidad, os lanzo y me lanzo este precioso reto: encontrar un tiempo reposado para adorarle.

A veces parece que la cultura actual, fuertemente secularizada, ha vaciado de contenido la Navidad. Parece que nos preocupamos mucho de fomentar bonitas tradiciones navideñas, pero con frecuencia se nos olvida buscar en los detalles a Cristo. Y resulta, como dice Mike Aquilina en un artículo de la revista Misión, que la Encarnación le dio un vuelco a la historia de la humanidad:

«Toda la historia anterior al nacimiento de Cristo apunta a Él, y la posterior no es más que una nota a pie de página de su reinado”.

¿Qué podemos hacer esta Navidad para acoger el regalo más grande que recibió jamás la humanidad?  Seguro que se os ocurren un millón de respuestas muy acertadas. A mí me parece muy sugerente lo que propone este experto en patrística e historia de la Iglesia. Esto es, vivir la Navidad como lo hacían los primeros cristianos, que convirtieron al mundo por el testimonio de cómo se querían, con profunda alegría por este Dios que se hace bebé para manifestarnos su amor, su ternura y su misericordia infinitas.

Que las costumbres y fiestas navideñas, de por sí hermosas y entrañables, nos recuerden quien somos y a Quien queremos seguir, que nos muestren nuestra identidad cristiana. Que los belenes, los villancicos, los dulces, los regalos y las tarjetas donde nos deseamos una “feliz Navidad” nos inviten, como lo hacían antaño, a transmitir el Evangelio, a recibir a Cristo, a darnos un tiempo para adorarle y a darnos mutuamente a los demás.

En palabras de Benedicto XVI en la homilía del 24 de diciembre de 2005,

“La Navidad se ha convertido en la fiesta de los regalos para imitar a Dios que se ha dado a sí mismo. ¡Dejemos que esto haga mella en nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente!”

El equipo del Instituto Humanitate, y a través nuestro toda la Familia Humanitate, os desea una feliz Navidad.

Por María Eugenia Aguado
Directora del Instituto Humanitate